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viernes, agosto 03, 2007

MÚSICOS CON MÚSCULOS DESAFINADOS


First of All, A Note Sounded, originally uploaded by juanluisgx.

El artículo que os proponemos a continuación fue redactado por Mónica L. Ferrando para el periódico EL PAÍS y publicado el 12 de mayo de 2007.

Tocar un instrumento no parece una actividad de riesgo. Sin embargo, el 75% de los músicos sufre alguna enfermedad relacionada con su actividad a lo largo de su vida. Algunas son patológicas propias de su actividad, que muchos médicos no reconocen.
Otras se podrían remediar con una postura correcta y ejercicios especiales.

En el Instituto de Fisiología y Medicina del Arte de Terrassa, el hospital de los músicos, llevan tratados a 1.500 músicos. Muchos de ellos pensaban que no volverían a tocar.

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5 comentarios:

juanluisgx dijo...

MUSICOS CON MUSCULOS DESAFINADOS

Ronaldinho y Mecí deben de entrenar dos horas diarias. Un músico profesional puede pasarse más de cuatro ensayando. A simple vista, el ejercicio físico de los segundos parece mucho más liviano. Sin embargo no es así. Para conseguir 20 o 30 notas se precisan de 400 a 600 actos motores y una serie incuantificable de tareas en diferentes áreas cerebrales. "Son como deportistas de alto rendimiento, aunque no son conscientes de ello", explica Jaume Roset, director del Instituto de Fisiología y Medicina del Arte de Terrassa, el hospital de los músicos.

Casi el 75% de los músicos sufren problemas en el sistema músculoesquelético en algún momento de su vida a consecuencia de una excesiva actividad, del estrés o de la utilización de una técnica inadecuada. Por instrumentos, el 87% de los percusionistas (sobre todo los baterías) desarrollan alguna enfermedad. Les siguen los insgtrumentistas de viento metal (85,5%), los de cuerda frotada (85,1%) y los de caña doble (84,6%).

El problema es que tan solo el 10% se decide a ir al médico cuando aparecen los primeros síntomas y ello agrava muchas veces las consecuencias. Algunas de sus dolencias son afectaciones musculares o posturales que también afectan a población general, aunque en el caso de los músicos, dada la intensidad de los ensayos, requieren un tratamiento especial. Otras veces, sin embargo, sufren enfermedades que sólo afectan los instrumentistas y que, dado el desconocimiento que de ellas tiene la medicina general, muchas veces son mal diagnosticadas o diagnosticadas de forma tardía. Muchas de las enfermedades que sufren los músicos, se deben a malos hábitos adquiridos durante la época de estudiante. "Reivindicamos que en las escuelas de música haya más formación sobre los problemas que pueden derivarse del ejercicio profesional. Se trata de dar unas nociones suficientes que permitan prevenir y proteger la salud de los músicos", afirma Rosset.

Para evitar estas patologías propias de los músicos, y otras que comparten con el resto de la población, como molestias en la espalda, los profesionales de la música deberían incorporar a su trabajo ciertas rutinas.

Es tan importante el mantener una postura adecuada como hacer ejercicios de calentamiento, caminar, nadar o hacer cualquier deporte, porque refuerza la musculatura y la resistencia ante el esfuerzo. "En los programas de las escuelas de música no esta suficientemente considerada la salud laboral de estos profesionales, por lo que a partir del próximo curso estará a disposición de los futuros músicos el "Manual de mantenimiento del músico", anuncia Jaume Rosset, una publicación del Instituto de Medicina y Fisiología del Arte que intenta suministrar al músico la información esencial sobre el funcionamiento de su cuerpo en relación a l interpretación musical, tanto para mejorar el rendimiento como para evitar posibles lesiones.

El músico debe aprender que su cuerpo es una extensión de su instrumento. De entrada, adaptar la postura a las exigencias del instrumento puede prevenir muchos problemas. Es también importante hacer descansos frecuentes y evitar entrenamientos excesivamente prolongados cuando tiene alguna prueba o concierto.

EL MAL DEL BATERIA

En alguna fiesta mayor suena Chiquilla, una canción de Seguridad Social que forma parte del repertorio de versiones de la orquesta La Tremenda, donde toca el batería Joel Lliró. Es una canción acelerada, en la que el batería tiene que darlo todo. Joel sufre porque a sus brazos se les está acabando las pilas y el público pide más. "Primero pensé que era un malestar que pasaría. Me diagnosticaron una endinitis -inflamación de los tendones- y estuve yendo al fisioterapeuta durante seis años, pero nada cambiaba. Al revés, más bien empeoraba", explica Joel.

Él es uno de los 1.500 músicos que lleva ya tratados el Instituto de Fisiología y Medicina del Arte. Allí descubrió Joel Lliró que no tenía tendinitis. El diagnóstico de Jaume Rosset fue sobreuso muscular del antebrazo. "No es inusual que, por falta de conocimientos, se les diagnostique tendinitis, cuando no es un problema inflamatorio, sino un mal funcionamiento del músculo. Sus músculos consumen energía con más rapidez de lo normal, aunque todavía no sabemos realmente por qué ocurre", explica.

La dolencia de Lliró es muy común entre los músicos, sobre todo entre los baterías, pero también afecta a muchos deportistas. Por eso el centro de Terrassa está investigando casos como el suyo en colaboración con el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Sant Cugat (Barcelona). "Se ha visto que deportistas de alto rendimiento tienen problemas similares, por ejemplo, los escaladores o los motoristas de competición, que se hacen mucha fuerza con la mano en el embrague y también sufren este cansancio que acaba manifestándose con tan solo apoyarse al manillar", explica Rosset. En sus estudios realizados han podido ver que a causa de la presión que recen llega poca sangre al músculo y ello acaba derivando en esta fatiga crónica.

Además de hacer fisioterapia, a Joel Lliró se le ha reeducado para que cambie su postura al tocar. Un aparato en sus pulgares le obliga a corregir un movimiento que le daña. Dice que ya empieza a notar mejoría. Para no sufrir más problemas, también deberá cuidar otros movimientos. "Batería y órgano son los que más problemas presentan, ya que mueven los brazos y las piernas simultáneamente; por tanto, tienen menos estabilidad postural, y eso origina más lesiones en la espalda y los brazos".

Las baterías también sufren quistes en las muñecas y dolores de espalda. En general "los músicos de rock y de orquestas de baile sufren más lesiones que los de música clásica porque son menos regulares, no es un entrenamiento continuo y tocan en fundón de los conciertos que tienen programados, concentrados sobre todo en el verano", explica Rosset.

EL DESCONTROL DE LOS PIANISTAS

El año pasado, la pianista Meritxell Dura vivió el peor concierto de su vida. Es profesora en una escuela de música de Premià de Dalt (Barcelona) y, como cada año, todos los profesores ofrecían un recital. "El dedo índice no me respondía, se me quedaba teso, y pensaba que iba a fastidiarlo todo de un momento a otro", explica. Hacía días que tenía dificultades, y decidió que era hora de ir al médico. Después de hacerle una radiografía y observar que en sus huesos no pasaba nada, le dijeron que habia que operar porque tenía un dedo engatillado, es decir, inflamación de los tendones. "Estuve esperando dos meses, no me llamaban porque el médico no tramitó bien los papeles para la operación", explica Meritxell. Por suerte, el destino quiso que no la operaran de algo que no tenía. Tras pasar por la consulta de
varios especialistas más, y por sesiones de fisioterapia que no le sirvieron de nada, llegó al hospital de los músicos, donde le diagnosticaron una distonía focal.

"En la carrera de Medicina no se estudian estas enfermedades propias de los músicos y, por lo tanto, muchos médicos no pueden diagnosticarla correctamente", explica Jaume Rosset, director del hospital. El problema es que muchos llegan operados de algo que no tienen. El 10% según los datos del centro. Para Rosset, sería importante un mayor conocimiento de la distonía, ya que el 15% de los pacientes que visita la padecen.

La distonía focal es una enfermedad neurológica, y no muscular como a simple vista podría parecer. Algunos la llaman el cáncer de los músicos porque es muy difícil de curar. Es una disfunción en las respuestas automatizadas del cerebro que ocurre cuando hay una intensa actividad neuronal, que hace que involuntariamente se activen otros circuitos. Esto origina calambres y hace que el enfermo mueva alguna zona del cuerpo sin control.

Igual que ocurre con otras enfermedades que afectan a este colectivo, no se conocen bien las causas. Seguramente existe una alteración anatómica, incluso algunas investigaciones indican una causa genética que haría a unos músicos más susceptibles que otros, explica Rosset. La aparición de la distonía coincide muchas veces con situaciones de estrés o de trabajo intensivo. En el caso de Meritxell, empezó a perder el control sobre su dedo cuando estaba ensayando muchas horas para preparar oposiciones y, además, justo salía de una separación matrimonial.

Se han intentado multitud de remedios: acupuntura, quiropraxia, relajación, hipnosis, homeopatía, intervenciones quirúrgicas y todo tipo de medicaciones sin que ninguno de ellos haya demostrado un efecto consistente ni duradero.

Incluso la toxina botulínica, un medicamento inyectado que se ha mostrado bastante útil en otro tipo de distonías, resulta poco eficaz en los músicos, aunque sea aplicada por manos expertas. Aunque se cree incurable, Meritxell está siguiendo un programa de ejercicios en el hospital de músicos. En 10 meses ya ha recuperado el 40% de la movilidad de su dedo. Los pronósticos son optimistas. "Con técnicas de reeducación adecuadas, el 80% mejoran y hasta la mitad de ellos recuperan completamente sus capacidades, ha observado Jaume Rosset.

También existen casos de esta enfermedad entre los deportistas. Al centro de Rosset han empezado a acudir algunos tenistas o golfistas con el mismo problema que no encuentran solución.

MELODIAS DESGARRADORAS

- Hay melodías desgarradoras. Y no sólo porque nos lleguen al alma, sino porque parecen compuestas por seres sobrehumanos. Las piezas al piano de Rachmaninov son un ejemplo. El compositor media 1,98 metros, tenía unas manos inmensas y extremadamente flexibles a causa de una enfermedad genética, el síndrome de Marfan. Podía abarcar 13 notas, cuando un pianista normal puede tocar entre ocho y nueve. Son melodías hechas a la medida de su creador. Por eso, su concierto número 3 es una pieza casi imposible de tocar. Otro ejemplo son algunas melodías de Niccolo Paganini, que también padecía esta enfermedad.

- Pero también hay muchos músicos que se han lesionado por tocar valses de Strauss. No porque sus notas sean especialmente difíciles, sino porque son muy repetitivas; el incidir en exceso en un movimiento al que el músico no está habituado acaba ocasionándole una lesión. Un ballet de Stravinsky, Pretrouchka, también estaría en esta lista. Se trata de una partitura al piano con muchas octavas seguidas que hace que algunos pianistas se lesionen la muñeca.

TRAS LA SENDA DE AMSTRONG

"Acostumbraba a tocar cuatro horas diarias, pero ese día me pasé. Estuve tocando durante ocho horas seguidas porque tenía un examen y quería pasar con nota". Este sobreesfuerzo le ha costado caro a Senent Domingo, un joven músico de 19 años que estudia en la Escuela Municipal de Música de Cataluña. "Al acabar noté un dolor en el labio. No le di importancia, pero al día siguiente nada más coger el instrumento me dolió otra vez, y así cada vez más hasta no poder tocar. Pensé que nunca podría volver a tocar". Senent también es paciente del hospital de músicos de Terrassa. La mitad de los músicos que tocan instrumentos de viento sufren problemas en los labios. "El cuerpo humano no está preparado para tocar, pero todavía menos instrumentos de viento", explica Jaume Rosset.

Cuando Senent Domingo llegó al hospital de músicos, lo primero que le hicieron fue una ecografía y una serie de mediciones con un aparato especial que el doctor Jaume Rosset ha diseñado junto con ingenieros de la Universidad Politécnica de Cataluña. Ninguna prueba convencional permite detectar ese músculo dañado, pero con esta maquinaria se puede observar a cámara lenta y en tiempo real el labio del músico.

El diagnóstico del joven trombonista es una lesión muscular en el labio que le impide tensar adecuadamente el lado derecho de la cara. Es la misma que sufrió Louis Amstrong, el llamado síndrome de Satchmo, que es el sobrenombre como se conocía al mítico músico de jazz. "Se daña el músculo orbicular del labio -el que está alrededor de los labios- que soporta el peso de la interpretación. Es un músculo muy frágil, que tiene un milímetro de grosor en reposo y tres en contracción. No está pensado para los esfuerzos que se requieren al tocar un instrumento de viento y eso puede llevar al sobreuso,
con inflamación, fatiga y dolor, e incluso al desgarro o ruptura de éste".

Anónimo dijo...

Maravilloso artículo.
Os pediría el favor de en listar algún caso del clarinete o del saxo.

Atentamente
JHRC
Clarinetista-Saxofonista
COLOMBIA

juanluisgx dijo...

Estimado JHRC,

igual te puede interesar este libro de Esther Sardá Rico, fisioterapeuta especializada en tratar a músicos y gente de las artes escénicas:

En forma: Ejercicios para músicos

Espero que te pueda servir esta información.

JuanLuisGarcía
Juventudes Musicales de León

Anónimo dijo...

hola que tal!? muy unterezante este artico los felicito! quisiera saber como se llama el libro de Esther Sardá rico por fa!

juanluisgx dijo...

Estimado Anónimo!
el título del libro de Esther Sardá Rico lo tienes en uno de los comentarios anteriores:
"En forma: ejercicios para músicos"
es de la editorial Paidós. Todos los detalles en el siguiente enlace:
En forma: ejercicios para músicos. Editorial PAIDOS

Un saludo desde León

JuanLuisGarcía
Juventudes Musicales de León